Ermita de las Tres Cruces

 

 

 

  

Antecedentes de la fiesta de las Cruces

Desde el siglo XVIII, existe en el lugar conocido por “Las Tres Cruces”, una ermita, que estuvo dedicada a la atención religiosa de tres feligresías, cuyos límites coincidían en ese punto: Almogía, Álora y Cártama, posteriormente en el año 1.848 al separarse Pizarra del término de Álora, prácticamente coinciden cuatro términos en el lugar, que son los indicados más el del lugar de Pizarra, que así era inicialmente conocido el pueblo y cuyo término actual que a corta distancia del entorno.

Al no existir historia escrita sobre el por qué de la denominación de las Tres Cruces, nos debemos aferrar a la tradición oral, transmitida de padres a hijos, que no nos aporta una versión, sino varias, sobre su origen. Las versiones más extendidas son las dos siguientes:

El nombre viene dado debido a que tres caminos coinciden en el lugar. El que viene de Álora, el que procede de Almogía y los que discurren desde Pizarra y Cártama y se unen para llegar aquí. Este hizo que se le empezara a denominar como los tres cruces.

    • Y otros dicen que fue por el fallecimiento de tres miembros de una misma familia en la misma ermita (entonces de madera), debido a un incendio que destruyó el edificio y a los que se le dio sepultura en el mismo suelo de la ermita. Es por ello por lo que había tres cruces de madera.

Con objeto de realizar una revisión histórica de lo acontecido en la Ermita, dividiremos su evolución en los siguientes objetivos y destinatarios:

  • Origen de la Ermita.
  • Reconstrucción de 1.943
  • Reconstrucción de 1.995
  • Programa para el Festival anual el 1er Domingo de Mayo
  • Objetivos y Destinatarios
  • Algunas Fotografías 

Origen de la Ermita

La autorización de la construcción de la Ermita data de 1.722. El Cabildo catedral, recoge en sus actas, concretamente en la del 3 de Julio de ese año, la petición de D. Ciriaco Jerónimo Abendaño, de la dezmería de Almogía, partido de las Tres Cruces, de construir una ermita de de madera, en su casa de viñas, para decir Misa.

Construida la ermita, la visitó el cura párroco de Álora. D. Ignacio Bonilla y la declaró estar adecuada para el culto. Le fue concedida licencia, hasta tanto se construyese de cal y canto, cosa que finalmente se hizo.

La ermita se levantó como un templo de madera, en principio con una nave, aunque luego fue ampliada a las tres naves actuales. En ese templo se celebraron numerosos actos religiosos, como bodas, bautizos, incluso después de la reconstrucción de 1.943, viviendo aún hoy personas de la zona que celebraron su enlace matrimonial en la ermita. En las inmediaciones de la ermita confluyen los tres municipios mencionados.

Como se indicó anteriormente, el lugar de ubicación definitiva de la ermita se denominaba “Los Cruces” o “Las Cruces”, según versiones. Por ello la ermita desde siempre se ha conocido como la ermita de “Los Tres Cruces”.

Por otro lado, existen pruebas fehacientes de que en el solar que ocupa la ermita existen diversos enterramientos, sobre todo de niños pequeños, lo que hace que sea  un lugar de respeto y oración. Esto se ha conocido por la reconstrucción del año 1.943, después de unas excavaciones para restaurar los cimientos, donde aparecieron restos humanos, lo que confirmó la creencia antes mencionada.

Desde su construcción hasta los primeros años de este siglo, se convierte en un lugar de encuentro de todos los trabajadores de la zona, donde todas las mañanas acudían trabajadores y capataces, para repartirse el trabajo de viñas, principalmente, aunque también ganadería y otras labores del campo. En ocasiones, los trabajadores que no obtenían ocupación para ese día, ensayaban la fiesta de verdiales.

En aquella época se trabajaba todos los días del año, menos los días 28 de diciembre (Solsticio de Invierno) y el día de San Juan (Solsticio de Verano), días en que en dicha ermita había fiesta de verdiales, en conmemoración de los cambios de estación mencionados.

La fiesta de San Juan era solo un día en el que se subastaban las varas de alcalde de las 4 pandas de verdiales de la zona, una por cada municipio (Almogía, Álora, Cártama y Pizarra). La subasta se hacía entre los dueños de los cortijos de la zona, dedicándose la recaudación en dicha subasta al mantenimiento de dicha Ermita. Los adjudicatarios de las varas de alcalde formaban después en Navidad una Panda de Verdiales de sus trabajadores y delegaban la alcaldía mencionada en sus capataces o cualquier otro de su confianza y estaban toda la Navidad recorriendo cortijos, donde era común que se produjeran, para recaudar dinero para el mantenimiento de dicha Ermita. Después de terminar la Navidad el día 28 de diciembre, se concentraban dichas pandas en la Ermita y ese día era fiesta para todos los trabajadores de la zona. Esto se hizo así hasta la primera década del siglo XX (véase, en este sentido, Berlanga, M.A.-2000-: Bailes de candil andaluces y fiesta de verdiales. Otra visión de los fandangos. Monografías de la Diputación de Málaga)

Reconstrucción de 1.943 

Con la guerra civil, esta fiesta sufrió un período de paralización, por falta de potenciales componentes. Esto llevó a un abandono progresivo de la ermita hasta la reconstrucción mencionada del año 1.943, liderada por dos vecinos de cada término municipal y con aportación popular de los vecinos de la zona. Se aportó desde media docena de huevos hasta una gallina o un pájaro perdiz de reclamo, o incluso jornadas de trabajo. Esto es muestra del fervor popular y de la devoción de los vecinos de la zona por mantener viva la ermita y la fiesta de verdiales en este lugar.

En esta década en la ermita también existió un destacamento de la guardia civil y posteriormente habitó en ella de forma permanente una persona que se encargaba de su mantenimiento. Al mismo tiempo se adquirieron, también mediante aportación popular, varias imágenes, entre ellas la de Cristo Crucificado y la de San Juan Bautista, que se añadieron a la que ya existía desde mucho antes que era la de la Virgen de los Dolores.

A partir de esta época, la vara de los Alcaldes ya pasa directamente a los fiesteros y la recaudación también pasa a repartirse entre los mismos, pero siempre entregando una parte para el mantenimiento de la ermita. El día de San Juan se celebraba la verbena de San Juan con fiesta de verdiales y, al mismo tiempo, se hacía la reunión de Alcaldes de Pandas, para la preparación de las fiestas de verdiales del año siguiente.

Esto funcionó de esta forma hasta aproximadamente el año 1.965, fecha en la que por la despoblación de la zona y el deterioro de la ermita se dejó de celebrar fiesta de verdiales en la misma. Por esta época se empieza a celebrar la fiesta mayor de Verdiales del Ayuntamiento de Málaga, a petición de los propios fiesteros.

Tras aproximadamente treinta años de olvido, los descendientes de los habitantes de la zona, en memoria a sus antepasados tiene la iniciativa de recuperar el espíritu de la Ermita en su vertiente religiosa y verdialera.

Esto se traduce en que en 1.992 las jóvenes pandas de verdiales de la zona, tales como “Palmitos de Almogía”, “Los Lagareños de Pizarra”,”Las Tres Cruces de Cártama” y “La Peña de Verdiales de Álora”, decidieron espontáneamente celebrar una fiesta de Verdiales en las inmediaciones de las ruinas de la ermita. Esto se repitió en 1.993, con una afluencia de público de varios miles de personas, desbordando las previsiones. De forma ininterrumpida, desde entonces, se viene celebrando fiesta de verdiales junto a la ermita, el primer domingo de mayo.

Por estos motivos, dichas pandas se convierten en Asociación llamada Asociación Verdialera de los Cruces, presidida por Francisco Carvajal Subires, cuyos fines eran rehabilitar la ermita y recuperar la fiesta, para lo que se acuerda trasladar dicha fiesta del 28 de diciembre al primer domingo de mayo, ya que el 28 de diciembre, por motivos del paréntesis temporal que tuvo esta ermita, se consolidó como la fiesta mayor de verdiales, celebrándose en una venta junto a la capital.

Esta rehabilitación de la ermita a su estado actual se hizo en los años 1.994 y 1.995 con la autorización provisional del Obispado, y con el apoyo de la Diputación Provincial de Málaga y los cuatro Ayuntamientos cuyos términos confluyen en las cercanías de la ermita.

En 1.998, la asociación antes mencionada tiene que disolverse por diversos motivos, entre ellos, por la falta de colaboración pública. Fue el último año en que la Asociación Verdialera de los Cruces organizó la Fiesta de Verdiales de las Cruces.

Durante 1.999 y tras diversas reuniones  con los Ayuntamientos implicados y la Federación de pandas de verdiales se acuerda continuar con la fiesta en la ermita con el objetivo principal de que la misma no vuelva a convertirse en ruinas. Para ello se inician los trámites para crear la Fundación Cultural Ermita de las Cruces, donde participan la Diputación Provincial de Málaga y los Ayuntamientos de Almogía, Álora, Cártama y Pizarra, junto a la Federación de pandas de verdiales.

Tras quince años de celebración de la fiesta de Verdiales de la Ermita de las Cruces el primer domingo de mayo de cada año, esta se ha consolidado como una de las más importantes manifestaciones culturales Verdialeras de la provincia de Málaga con asistencia de miles de personas cada año.